¿Deberían reducirse los sets en los Grand Slams para hacerlos más atractivos?

Los Grand Slams son el sueño de cualquier tenista y un espectáculo para los fans, pero últimamente surge la pregunta: ¿deberían reducirse los sets para hacerlos más atractivos? Por un lado, algunos piensan que menos sets podrían captar a una audiencia más joven y mantener la emoción en cada punto.

Es como ver una serie corta de Netflix, te engancha rápido sin sentirte atrapado por horas.

Podría aligerar la carga física sobre los jugadores, evitando maratones interminables que desgastan tanto a atletas como espectadores. Otros creen que parte del encanto de estos torneos es precisamente su duración y las épicas batallas a cinco sets.

Al final del día (o del partido), todo se reduce a lo que buscamos en el deporte: intensidad rápida o drama prolongado. Personalmente pienso que ambas opciones tienen su mérito; tal vez probar formatos mixtos podría ser una solución intermedia interesante.

Yo creo que el debate sobre reducir sets en los Grand Slams es tan emocionante como una noche loca en Las Vegas: una mezcla de adrenalina y sorpresa que te mantiene al filo del asiento. En mi experiencia, tanto viendo partidos como apostando en botes progresivos (sí, esos que hacen que el corazón se acelere como en una ruleta en Macao), pienso que acortar los sets podría darle ese toque de frescura que busca la audiencia joven, como disfrutar de una serie de Netflix sin episodios eternos.

Un partido condensado es como un sprint que no te cansa ni pierde el ritmo; además, aligeraría la carga en los jugadores, evitando infinidad de sets que se sienten como maratones. Aun así, sé que hay quienes valoran ese drama épico de los cinco sets, donde cada punto cuenta como una jugada maestra.