Soy Rafael Ibáñez, pero podéis llamarme Rafa, que así suena más cercano. Estoy aquí para sumergirme en este mar de jugadas maestras y compartir lo que he aprendido entre tanto pronóstico incierto.
Originario de la majestuosa Zaragoza, mi vida profesional gira en torno a ser un humilde comercial de ventas. Mi verdadera pasión está en el intrépido mundo del resultado exacto.
Imaginaos a mí rodeado de revistas y libros sobre casinos como si fueran mis tesoros personales; ese soy yo cada domingo por la tarde. Tengo una familia genial: un hijo que empieza a dar sus primeros pasos en entender esta locura de pasiones y una hija adoptiva cuya risa ilumina cualquier jornada gris.
A pesar del dramatismo propio de las apuestas –donde un solo gol puede ser el beso de la muerte o la caricia del destino– siempre miro con optimismo hacia esa próxima apuesta que promete hacernos tocar el cielo.
Estoy deseando conoceros y aprender también vuestras estrategias infalibles (o no tanto).
Vamos a darle caña juntos al mundo de las apuestas porque esto es cuestión tanto del riesgo calculado como del placer compartido.