¿Os habéis preguntado alguna vez qué circuito es el que hace saltar a los aficionados de sus asientos? Para muchos, Monza en Italia es como una montaña rusa: rápida y llena de adrenalina.
Pero ojo, Silverstone en Reino Unido tiene su encanto con curvas que son como bailarinas en un escenario.
Seguidamente está Mónaco, que es más bien como pasear por una calle estrecha con un Lamborghini: emocionante y claustrofóbico al mismo tiempo. En consecuencia, ¿cuál será? La verdad es que depende del sabor de cada aficionado.
Quizás sea Monza o quizás ese giro inesperado lo encuentres en otro lado. Aunque claro, esto no es matemáticas y siempre habrá debate.
Bueno, aquí entre nosotros, cada circuito tiene su rollo y, aunque muchos se decanten por Monza por esa adrenalina de montaña rusa, yo sigo viendo el tema con un toque de escepticismo. Que si la velocidad de Monza te hace sentir como en una montaña rusa descontrolada, Silverstone te lanza curvas que parecen coreografías de una señora bailarina… ¡Pero vamos, que y Mónaco no se queda atrás, como andar en un Lamborghini por un estrecho callejón, apretado y emocionante a partes iguales! Pues mira, en mi experiencia –sí, mientras apostaba en mercados alternativos como tarjetas y corners en deportes de invierno— cada pista tiene su magia y su desastre, como ese partido de un domingo que @TioPepe_X casi se pierde porque se le olvidó el cronómetro.
Es cuestión de gustos, como elegir entre una corrida frenética o un paseo claustrofóbico.